lunes, 5 de mayo de 2008

Siiiii!! a la iniciativa sexual


¿Me gusta que me lleven o escojo dirigir el viaje? Independientemente de las preferencias de cada uno, en las relaciones sexuales, como en la vida, se suele buscar el equilibrio.

Si sentimos que damos más de lo que recibimos, nos sentimos frustrados, y si es a la inversa culpables. Por eso, aunque en cada relación puede existir un pacto, por el cual uno de los dos es el que predominantemente inicia el juego sexual, en general se tiende a buscar la equidad.

Esperar a que el otro adivine nuestros deseos y fantasías puede llegar a ser desmoralizador, si asistimos a sus titubeos desorientados, mientras intenta acertar.

Aguardar a que sea nuestro cómplice de cama el que siempre conquiste, o encienda el deseo, nos coloca en un rol pasivo, y predispone a desmotivar al compañero, al tiempo que anula nuestro derecho a expresar lo que nos gusta.

Una mención aparte merecen los casos en los que no se lleva la iniciativa, no por rutina o desidia, sino por inhibición o pudor. Detrás de este sentimiento se esconden pensamientos como “¿qué va a pensar de mí…?”, relacionados con el temor a proponer cosas que puedan resultar desagradables. Es importante considerar que incluso cuando la pareja dice “NO” a nuestra sugerencia, rechaza la invitación en sí, no a nosotros como amantes. Todo esto puede cambiar si empezamos a ser activos en la seducción. La iniciativa sexual nos hace implicarnos más, ejercitar la imaginación y salir de la apatía sexual.

Todo esto puede cambiar si empezamos a ser activos en la seducción. . El intercambio de roles aumenta la gratificación en la pareja. Es bueno ser el receptor unas veces, el que se deja llevar, y otras el directivo, el que guía y marca el ritual de atracción.

En el juego amatorio los dos amantes son los que proponen y disponen.

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