lunes, 5 de mayo de 2008

El placer del sexo oral. Zonas de placer masculino


Id progresivamente del menos al más sensible para conseguir aumentar la excitación a lo más alto. Esto es lo que puedes hacer siguiendo estos consejos…

Los pezones

En el hombre esta zona es una zona muy erógena y desconocida. Los movimientos más eficaces y aconsejables son los que se realizan con la boca, succionando con relativa fuerza, aunque siempre manteniéndose suave. Este gesto tiene incluso tendencia a aumentar claramente la erección, si dura lo suficiente.

El escroto

Es la piel que rodea a los testículos. Su sensibilidad varía mucho, dependiendo de los hombres. Algunos adoran las caricias, la lengua que lame, la boca que mordisquea y otros permanecen imperturbables, encontrando esta zona muy poco sensible. ¡De ti depende de probar y comprobar el resultado!

El perineo

Es la zona situada entre la parte posterior del pene y el ano. En esta zona el tronco del pene se encuentra bajo la piel. Besar, acariciar con la lengua, mordisquear suelen ser gestos muy apreciados. Pero cuidado: no dudes en apoyar con fuerza para que el tronco subterráneo del pene también pueda disfrutar de tus cuidados amorosos. Si no, únicamente la superficie de la piel sentirá tus caricias.

El contorno del ano

Muy receptivo a las caricias bucales, a menudo suele ser un lugar olvidado. ¿Porqué? Naturalmente a causa de la función del ano que sirve para evacuar los deshechos del cuerpo. A algunas mujeres no les gusta la idea de pasear su boca o su lengua y a algunos hombres no les gusta que se les acerquen a estas zonas tan íntimas. Para apreciarlo, es indispensable una higiene perfecta: ducha obligatoria justo antes de acercamiento sexual. Únicamente con estas condiciones, se podrá proceder a la exploración…

El glande

Es el lugar del cuerpo masculino más rico en corpúsculos de placer. Por tanto es muy sensible a las caricias de los labios, de la lengua, la humedad de la saliva, a los dientes (muy delicadamente, ya que es muy frágil…) ¡Le gusta todo! Un lugar aún más receptivo: su corona, ahí en donde se une al tronco del pene.

El freno

Es el punto del glande del pene más eficaz para procurar placer. Es preferible no empezar por este lugar, hipersensible, sino ir acercándose progresivamente después de haber explorado otras zonas con tu boca. Cuidado: es necesario hacerlo con una suavidad extrema. Un contacto muy suave le basta para sentir inmensas sensaciones.

El tronco del pene

Le gusta que le besen, con firmeza, ya que no es muy sensible. Percibe sobre todo las presiones un poco marcadas, sobre todo en la zona que se encuentra por debajo, ahí donde es meno dura, incluso en erección. Cuando la boca mima un movimiento de vaivén, le gusta que le presionen con fuerza, contrariamente al glande que prefiere la suavidad.

Ríete disfrutando del sexo


Dicen que el lenguaje del amor es universal, pues bien, no es el único, hemos de añadir el de la risa. Los efectos beneficiosos de esta última para la salud son evidentes. Pensemos que con cada carcajada liberamos endorfinas, oxigenamos el cerebro y aumentamos nuestro sistema de defensas.

A más de uno, le agradará saber que además es un elemento necesario para la salud sexual. Los que lo tienen más claro son los esquimales, quienes en su idioma expresan que quieren “reír” cuando quieren tener “sexo”. Pero, no pueden ser ellos los únicos en haber apreciado la relación tan estrecha entre el sexo y el humor, basta con dar un repaso al guión de la vida para comprender esta díada.

Pongámonos a ello. En los momentos de seducción, resulta que el sentido del humor es uno de los rasgos más valorados. Así que, si quieres mostrarte atractivo, aparte de cuidar tu aspecto, no pases por alto este ingrediente en tu Kit de conquista. La película podrá ser nefasta y la cena estar fría, pero unas gotas de humor son la mejor garantía para una segunda cita.

En la desnudez los complejos pueden inhibirte, pero si sabes reírte de ti mismo, y hablar con cariño y humor de las zonas de tu cuerpo, que no pasan el casting de Miss y Mister, contribuirás a sentir confianza y permitirte disfrutar. Y ésta, es la imagen positiva que le llegará al otro. Parte de cómo nos ven los demás, depende de cómo nos presentamos nosotros mismos.

Si sigues incorporando la risa en los juegos sexuales, te sentirás más desinhibido a la hora de llevar la iniciativa. Una persona que ríe, es más positiva, no tiene miedo a sugerir, porque no tiene tanto sentido del ridículo, se deja conducir por la imaginación, hasta llevarlo al absurdo. “Hacer el payaso en la cama” siempre es bueno. No podemos olvidarnos de la ansiedad, culpabilidad y miedos, que van asociados a algunas disfunciones sexuales (dificultad de erección, vaginismo). En estos casos, el sentido del humor es esencial para desdramatizar, romper el hielo, disminuir la tensión que se crea entre la pareja y rebajar la presión. Puedes contarte la misma escena en versión trágica o cómica. Una sonrisa a tiempo, un comentario que vea el lado gracioso del asunto, son ingredientes básicos de cualquier terapia sexual.

Siiiii!! a la iniciativa sexual


¿Me gusta que me lleven o escojo dirigir el viaje? Independientemente de las preferencias de cada uno, en las relaciones sexuales, como en la vida, se suele buscar el equilibrio.

Si sentimos que damos más de lo que recibimos, nos sentimos frustrados, y si es a la inversa culpables. Por eso, aunque en cada relación puede existir un pacto, por el cual uno de los dos es el que predominantemente inicia el juego sexual, en general se tiende a buscar la equidad.

Esperar a que el otro adivine nuestros deseos y fantasías puede llegar a ser desmoralizador, si asistimos a sus titubeos desorientados, mientras intenta acertar.

Aguardar a que sea nuestro cómplice de cama el que siempre conquiste, o encienda el deseo, nos coloca en un rol pasivo, y predispone a desmotivar al compañero, al tiempo que anula nuestro derecho a expresar lo que nos gusta.

Una mención aparte merecen los casos en los que no se lleva la iniciativa, no por rutina o desidia, sino por inhibición o pudor. Detrás de este sentimiento se esconden pensamientos como “¿qué va a pensar de mí…?”, relacionados con el temor a proponer cosas que puedan resultar desagradables. Es importante considerar que incluso cuando la pareja dice “NO” a nuestra sugerencia, rechaza la invitación en sí, no a nosotros como amantes. Todo esto puede cambiar si empezamos a ser activos en la seducción. La iniciativa sexual nos hace implicarnos más, ejercitar la imaginación y salir de la apatía sexual.

Todo esto puede cambiar si empezamos a ser activos en la seducción. . El intercambio de roles aumenta la gratificación en la pareja. Es bueno ser el receptor unas veces, el que se deja llevar, y otras el directivo, el que guía y marca el ritual de atracción.

En el juego amatorio los dos amantes son los que proponen y disponen.

El sexo es cuestión de experiencia

Sí, esta frase es bastante cierta y no sólo la podemos aplicar al caso de los seres humanos sino también debido a algunas investigaciones que se hiciesen con primates superiores y que revelaron que el comportamiento sexual es cuestión de formación continua. Por poner un ejemplo, los chimpancés que aún son jóvenes, antes de copular lo primero que hacen es observar cómo tienen coito algunas parejas ya experimentadas y después, una vez asimilados dichos conocimientos aplican lo que visto, si bien con mucha inexperiencia en un principio a medida que van experimentando con diferentes parejas, también van mejorando. Sin embargo, sucede que cuando se han observado casos de chimpancés que han vivido en cautiverio y no han podido presenciar experiencias ajenas, entonces, son estos son muy torpes cuando se trata de intentarlo desde un principio.

Así, hablando de nosotros, los seres humanos actuales, somos muy pocos los que podemos observar cómo es que otros mantienen relaciones sexuales para luego, una vez “aprendida la lección”, aplicarla teniendo cierto conocimiento. Esto quiere decir que a diferencia de nuestros primos hermanos o de nuestros antepasados quienes vivían en grande grupos familiares y también compartían sus habitaciones, no tenemos mucha o ninguna experiencia de manera directa con la que podría inspirarnos. Por tanto, somos desgraciadamente ignorantes de lo que realmente las personas hacen en la cama, y digo realmente porque si estás pensando en videos pornográficos, en verdad se ha demostrado que estos terminan por tergiversar lo que es una relación sexual real en vez de formar a quiénes aún no tienen la menor idea.

miércoles, 30 de abril de 2008

¿Me gustan los hombres o/y las mujeres?

Esta pregunta hace referencia a la orientación sexual, es decir, la preferencia del sexo que debe poseer el compañero sexual.

Si tardas en responder o te decantas por un “depende” quizá te aclare lo que vas a leer a continuación:

Sin que seas sexualmente activo puedes tener conciencia de tu orientación, puesto que ésta también se manifiesta en la tendencia a tener relaciones o fantasías hacia personas del mismo sexo o del contrario.


Puedes situarte con respecto a tu orientación dentro de un continuo, con un rango que va desde exclusivamente heterosexual (atracción hacia gente del sexo contrario) a exclusivamente homosexual (atracción hacia gente del mismo sexo), o bisexual (atracción por ambos sexos). No obstante, muchas personas no se definen ni “exclusivamente” de una ni de la otra, optan por no clasificar su orientación, o manifiestan que están en una etapa de “auto-preguntarse”.

Aunque la sociedad tiende a catalogar, la realidad es que la orientación sexual no es algo binario y excluyente (homo o hetero), sino que comprende varias áreas. De modo que una persona podría tener fantasías bisexuales y relaciones hetero; o preferir emocional y socialmente la heterosexualidad, pero tener prácticas homosexuales. Es decir, partiendo de la libertad y sin presión social, pueden producirse distintas combinaciones según la identificación en el ámbito de la fantasía o de la práctica sexual.

Esto implica que haya quienes no se sitúen permanentemente y a lo largo de toda su vida en el mismo punto del continuo, ya que pueden variar en esas dimensiones en las diferentes edades y momentos.


No tenemos por qué utilizar bisex, hetero u homo como etiquetas inamovibles y absolutas. Toda palabra que pretenda dar cuenta de la historia y del presente sexual y afectivo de una persona, necesariamente dejará fuera experiencias, fantasías, proyectos, sueños, que pueden entrar en conflicto con la imagen que revela esa palabra.

¿Que es el sexo ?


Hablando con lo hijos de sexo


Muchos padres se las ven y se las desean para hablar con sus hijos adolescentes sobre sexo. Algunos acuden al médico o preguntan inseguros a sus amistades: “¿Cómo sé si ha llegado el momento de hablar de sexo con mi hijo?”. Lo cierto es que el interrogante en sí refleja ya un planteamiento equivocado. La idea de que existe un momento prefijado durante la adolescencia de un hijo, en el que los padres tienen la obligación de dar consejos sobre sexualidad es un error.

Lo recomendable es haber conversado con anterioridad, durante la infancia, sobre esas cuestiones. ¿Cuándo? Desde el momento en que los pequeños empiezan a discriminar entre lo que es un niño y una niña, a preguntar por el origen de los bebés. ¿Cómo? Siempre adaptando la información a la etapa evolutiva y al interés particular del niño, sin engañar o inventar fábulas surrealistas.

Por eso, cuando el tema de la sexualidad se ha ido dando en la familia con continuidad, es más fácil retomarlo en la pubertad con preguntas como “¿te acuerdas de lo que comentamos sobre los métodos anticonceptivos hace unos meses?”. Pero si de repente, de forma abrupta y con redoble de tambor se crea un intenso silencio del tipo: “Siéntate, ha llegado la hora de hablar de hombre a hombre o de mujer a mujer”, quizá el hijo salga huyendo de la habitación. La idea clave es hablar de sexualidad cuando surja el tema espontáneamente, o ellos tengan preguntas o experiencias que compartir, etc., de forma regular, sin que haya que elegir el día X para hablar de ello.

Si se espera a que tenga 13 o 16 años para mantener este tipo de tertulias, los padres pueden llevarse la desagradable sorpresa de que su hijo no quiere escucharles, pues se siente violento al tratar un asunto que durante años ha sido tabú en su casa. En otras ocasiones, pueden descubrir que su hijo ya ha mantenido relaciones sexuales y habla de sexo con más naturalidad que ellos, o con estereotipos que reflejan la visión, a veces sesgada, de lo amigos, programas de TV, revistas y películas.

La educación sexual no es competencia exclusiva de los centros escolares, en los cuales más allá del aparato reproductivo en ciencias naturales, apenas imparten algunos seminarios sobre menstruación y preservativos. Corresponde también a los padres ocuparse de aportar información en este sentido, y si ellos mismos no disponen de ella pueden asesorarse. Es bueno que se sinceren con sus hijos y les expliquen, si fuera el caso, que ellos no tuvieron la oportunidad de hablar francamente con sus padres de temas sexuales, y que hay algunas áreas que pueden desconocer.

Es un mito absurdo pensar que hablar de sexo con los hijos les incita a tener encuentros sexuales precozmente. Existen estudios que corroboran que aquellos jóvenes que han recibido información fiable desde pequeños muestran una sexualidad más responsable, una menor tasa de embarazos no deseados y un menor contagio de enfermedades sexuales.