miércoles, 30 de abril de 2008

¿Me gustan los hombres o/y las mujeres?

Esta pregunta hace referencia a la orientación sexual, es decir, la preferencia del sexo que debe poseer el compañero sexual.

Si tardas en responder o te decantas por un “depende” quizá te aclare lo que vas a leer a continuación:

Sin que seas sexualmente activo puedes tener conciencia de tu orientación, puesto que ésta también se manifiesta en la tendencia a tener relaciones o fantasías hacia personas del mismo sexo o del contrario.


Puedes situarte con respecto a tu orientación dentro de un continuo, con un rango que va desde exclusivamente heterosexual (atracción hacia gente del sexo contrario) a exclusivamente homosexual (atracción hacia gente del mismo sexo), o bisexual (atracción por ambos sexos). No obstante, muchas personas no se definen ni “exclusivamente” de una ni de la otra, optan por no clasificar su orientación, o manifiestan que están en una etapa de “auto-preguntarse”.

Aunque la sociedad tiende a catalogar, la realidad es que la orientación sexual no es algo binario y excluyente (homo o hetero), sino que comprende varias áreas. De modo que una persona podría tener fantasías bisexuales y relaciones hetero; o preferir emocional y socialmente la heterosexualidad, pero tener prácticas homosexuales. Es decir, partiendo de la libertad y sin presión social, pueden producirse distintas combinaciones según la identificación en el ámbito de la fantasía o de la práctica sexual.

Esto implica que haya quienes no se sitúen permanentemente y a lo largo de toda su vida en el mismo punto del continuo, ya que pueden variar en esas dimensiones en las diferentes edades y momentos.


No tenemos por qué utilizar bisex, hetero u homo como etiquetas inamovibles y absolutas. Toda palabra que pretenda dar cuenta de la historia y del presente sexual y afectivo de una persona, necesariamente dejará fuera experiencias, fantasías, proyectos, sueños, que pueden entrar en conflicto con la imagen que revela esa palabra.

¿Que es el sexo ?


Hablando con lo hijos de sexo


Muchos padres se las ven y se las desean para hablar con sus hijos adolescentes sobre sexo. Algunos acuden al médico o preguntan inseguros a sus amistades: “¿Cómo sé si ha llegado el momento de hablar de sexo con mi hijo?”. Lo cierto es que el interrogante en sí refleja ya un planteamiento equivocado. La idea de que existe un momento prefijado durante la adolescencia de un hijo, en el que los padres tienen la obligación de dar consejos sobre sexualidad es un error.

Lo recomendable es haber conversado con anterioridad, durante la infancia, sobre esas cuestiones. ¿Cuándo? Desde el momento en que los pequeños empiezan a discriminar entre lo que es un niño y una niña, a preguntar por el origen de los bebés. ¿Cómo? Siempre adaptando la información a la etapa evolutiva y al interés particular del niño, sin engañar o inventar fábulas surrealistas.

Por eso, cuando el tema de la sexualidad se ha ido dando en la familia con continuidad, es más fácil retomarlo en la pubertad con preguntas como “¿te acuerdas de lo que comentamos sobre los métodos anticonceptivos hace unos meses?”. Pero si de repente, de forma abrupta y con redoble de tambor se crea un intenso silencio del tipo: “Siéntate, ha llegado la hora de hablar de hombre a hombre o de mujer a mujer”, quizá el hijo salga huyendo de la habitación. La idea clave es hablar de sexualidad cuando surja el tema espontáneamente, o ellos tengan preguntas o experiencias que compartir, etc., de forma regular, sin que haya que elegir el día X para hablar de ello.

Si se espera a que tenga 13 o 16 años para mantener este tipo de tertulias, los padres pueden llevarse la desagradable sorpresa de que su hijo no quiere escucharles, pues se siente violento al tratar un asunto que durante años ha sido tabú en su casa. En otras ocasiones, pueden descubrir que su hijo ya ha mantenido relaciones sexuales y habla de sexo con más naturalidad que ellos, o con estereotipos que reflejan la visión, a veces sesgada, de lo amigos, programas de TV, revistas y películas.

La educación sexual no es competencia exclusiva de los centros escolares, en los cuales más allá del aparato reproductivo en ciencias naturales, apenas imparten algunos seminarios sobre menstruación y preservativos. Corresponde también a los padres ocuparse de aportar información en este sentido, y si ellos mismos no disponen de ella pueden asesorarse. Es bueno que se sinceren con sus hijos y les expliquen, si fuera el caso, que ellos no tuvieron la oportunidad de hablar francamente con sus padres de temas sexuales, y que hay algunas áreas que pueden desconocer.

Es un mito absurdo pensar que hablar de sexo con los hijos les incita a tener encuentros sexuales precozmente. Existen estudios que corroboran que aquellos jóvenes que han recibido información fiable desde pequeños muestran una sexualidad más responsable, una menor tasa de embarazos no deseados y un menor contagio de enfermedades sexuales.

martes, 29 de abril de 2008

Jugamos a .......


“Siempre lo mismo y de la misma manera”, queja entre sábanas, que refleja que la rutina ha absorbido el deseo sexual de la pareja.

Si necesitas redescubrir la pasión y el placer, recuerda que la imaginación es el mejor estimulante para recrear juegos eróticos. Uno de éstos, es el juego de roles en la relación sexual “tú haz de…y yo hago de…”. Los papeles son de lo más variado en función de las preferencias de la pareja: médico y enfermera, policía y reo, profesora y alumno, jefe de aduana y viajera, etc.

Si bien es cierto que esta actividad lúdico-sexual es más apreciada entre los hombres, las mujeres con la edad lo van añadiendo a su repertorio de fantasías, con las que aumentan la motivación y el deseo sexual.

El hecho de interpretar un personaje facilita la desinhibición, rompe el esquema rígido de seducción y amplía el tiempo de juegos precoitales, tan valorado por algunas mujeres. Ofrece la posibilidad de cambiar el escenario (de la cama al salón o cocina), y de dotar de recursos eróticos al que no solía llevar la iniciativa.

El único requisito es la libertad, y que el personaje nunca llegue a dominar a la persona, sino que sea un complemento más del placer. En el código de complicidad de ambos prevalece el respeto y la alternativa de parar la representación si a uno de los dos le incomoda.

Para adentrase en el papel se pueden incorporar disfraces, ya que el mero hecho de contar con una indumentaria erótica predispone a jugar con humor y con diálogos asociados a la vestimenta. Encontramos sugerentes ejemplos, que podemos agrupar en:

- Gremios/Oficios. Hablamos de los clásicos sheriff, bombero, cowboy, mecánico, doctora, ejecutiv@, camarer@, etc. Son los que más se prestan a recrear escenas de películas eróticas.

- Cuentos. Regresamos a Caperucita Roja, Superman, Catwoman y demás Superhéroes.

- Transgresores. Los que se salen de lo convencional: mamá Noel, monja traviesa, cura rebelde, gatita, lobo, diablesa, geisha,

Sexo rural VS Sexo urbano

Las palabras vida rural suenan bucólicas, idílicas, las chicas del campo suelen ser tradicionales, castas, y ellos tienen ese encanto que les da vivir más cerca de la naturaleza… Pero, ¿son ciertos todos estos tópicos? Por supuesto que cada persona es un mundo, sin embargo una investigación hecha por la Universidad de Indiana y publicada en la revista “Health Education Monograph” muestra que los adultos solteros que viven en áreas rurales no presentan unos comportamientos sexuales más seguros que aquellos individuos que viven en el medio urbano, como por ejemplo en el número de parejas o en la tasa de encuentros sexuales de riesgo.

El director senior del Centro Rural para la Investigación de VIH/ETS en la Universidad de Indiana, comentó: “La imagen que tenemos del medio rural es más conservadora que la situación real, con valores tradicionales que darían como resultado comportamientos personales menos arriesgados. El estudio demuestra que contrariamente a esta creencia, la gente que no vive en las ciudades tiene más relaciones sin protección porque piensan que están protegidos contra muchos de los factores que contribuyen a la transmisión y adquisición del VIH/Sida”.

La investigación se llevó a cabo sobre 1.500 hombres y 1.888 mujeres de edades comprendidas entre 18 y 29 años de edad, dentro de la Encuesta Nacional del Crecimiento Familiar 2002 (E.E.U.U.). No-rural es un término que se refiere a aquellos que habitan un condado con más de 50.000 residentes. Los hombres no-rurales presentaban una media de 8,8 parejas sexuales durante su vida, mientras los rurales tuvieron 7,2, y 1,7 y 1,4 respectivamente en los doce meses anteriores a la encuesta.

Los contactos sexuales sin preservativo supusieron 4,9 para los hombres no-rurales durante el mes anterior, y 6,2 para los rurales, y el 47% de ambos grupos no utilizó condón en su último encuentro sexual. En mujeres los datos arrojan una media de 6,8 y 6,5 veces respectivamente para no-rural y rural durante el mes anterior, y un 51% de las primeras no utilizó preservativo la última vez que tuvo un encuentro sexual frente a un 47% de las segundas.

El 59% de mujeres no-rurales tenían más posibilidades de contagiarse con VIH, frente al 50% de las rurales, mientras los hombres de uno y otro grupo presentaron la misma cifra, un 44%. Los investigadores concluyeron: “Los residentes en medio rural pueden haber dudado en responder a una encuesta de salud, pero ésta ha dado en el blanco en cuanto a la realidad social. La intensificación de esfuerzos para promover la reducción del riesgo de VIH/ETS en la América rural está garantizada, porque los recursos para paliar epidemias de VIH en zonas rurales son menores que en las áreas urbanas”.

Las tasas de infección de ETS son menores en áreas rurales, pero los datos en cuanto a comportamientos de riesgo son similares en la ciudad y en el campo.

A todo esto hay que sumar las características del sistema sanitario americano en el que sólo los trabajadores que tienen un seguro médico contratado son atendidos en los centros de salud y hospitales, lo que deja sin cobertura sanitaria a un porcentaje altísimo de la población estadounidense que no tiene recursos económicos suficientes para pagar las elevadas cantidades que suponen los seguros. Esto hace que tan sólo una pequeña parte de la población enferma obtenga un tratamiento adecuado.

Higiene Sexual



No solo las personas sexualmente activas deben ser responsables del mantenimiento de su salud en la zona genital, por lo que todo individuo debe seguir medidas de limpieza y autoexploraciones que ayuden a evitar infecciones o adviertan sobre alguna alteración que pueda presentarse.

Tanto por uno mismo como por la pareja, la higiene íntima debe practicarse todos los días con la finalidad de evitar la aparición de pequeñas infecciones, las cuales al principio se manifiestan mediante molestias, ardor, comezón o mal olor, y de no atenderse pueden representar un problema más serio e incómodo.

Cada individuo procurará atenciones especiales para su aseo personal de acuerdo con su sexo, pero en general debe ser cuidadoso por la delicadeza de esta zona corporal y, ante todo, constante y atento porque los genitales se encuentran próximos a los orificios de salida de orina y materia fecal, lo que facilita la presencia de bacterias y hongos (siendo más frecuente la Candida Albicans), que generan infecciones transmisibles por vía sexual.

Aunado a esto, la piel de vulva o pene cuentan con una serie de pliegues que facilitan la acumulación de restos de orina y secreciones diversas (medios ideales para la proliferación de microorganismos), por lo que exigen más atención que otras regiones corporales. A continuación una serie de consejos básicos para procurar higiene íntima adecuada, tanto a hombres como a mujeres, atendiendo las particularidades de cada caso.

Hombre limpio, hombre sano
En los varones es ampliamente recomendable recurrir a baño diario en el que sus genitales se laven de la misma manera que otras partes del cuerpo; no basta con dejar que la espuma "caiga" en los genitales o que el agua "se lleve" el jabón, sino que se debe ser más minucioso sobre todo en los pliegues de la piel. De igual manera, la zona debe secarse con toalla limpia para evitar la permanencia de humedad. Un pene no circuncidado deberá limpiarse con mayor atención en la zona del glande (cabeza del miembro viril), echando hacia atrás completamente el prepucio (piel que cubre la punta del pene) con la finalidad de evitar acumulación de fluidos o células muertas.

En cualquier caso, toda secreción extraña puede ser resultado de una infección, así que debe ser consultada con el médico. También es importante que todo varón lave sus manos antes y después de orinar, con la finalidad de no alojar bacterias de las manos en los genitales y viceversa.

Luego del proceso de limpieza se presenta el mejor momento para realizar un autoexamen con la finalidad de detectar la aparición de cáncer en testículos, el más común entre hombres jóvenes pero que también tiene un índice de recuperación del 90% si se detecta a tiempo. Además, este proceso dura sólo 1 ó 2 minutos una vez al mes.

Gracias al agua caliente utilizada en baño o ducha, la piel del escroto (piel que contiene los testículos) se encuentra más relajada, y en general es ideal para detectar posibles alteraciones. Durante la autoexploración se examinará un testículo a la vez; cada glándula se enrollará y comprimirá suavemente con los dedos índice y pulgar; mientras se realiza esto se intentará sentir la presencia de algún bulto en la superficie, alguna variación en el tamaño, si se han endurecido o hay alguna diferencia con respecto a la revisión anterior.

Es posible que el epidídimo (masa muy rizada e irregular de tubos que almacenan el esperma en la parte posterior del testículo) se note duro al tocarlo, pero no debe confundirse con un tumor, que es más rígido y en forma de bulto; asimismo, pequeña línea firme entre los testículos es normal. En cambio, si se nota una prominencia, llaga o algún cambio notable, no quiere decir que se tenga cáncer pero es importante que el varón asista lo antes posible al médico.

Limpieza en mujeres
La vagina secreta fluidos que permiten mantener humedad y acidez en su interior para impedir el desarrollo de microorganismos dañinos; sin embargo, factores como estrés, contacto sexual sin protección, cambios hormonales, tratamientos prolongados con antibióticos y deficiente higiene íntima pueden alterar este mecanismo, favoreciendo el desarrollo de infecciones.

Existen principios básicos de limpieza femenina que son sencillos de seguir y que contribuyen a evitar estas molestas afecciones. De inicio podemos mencionar que después de cada deposición debe tenerse precaución en la higiene para no provocar infección genital: la limpieza deberá realizarse en dirección de la vagina al ano para evitar que los gérmenes se diseminen y se alojen en los genitales o en vías urinarias.

Es suficiente lavar los genitales con jabón suave y agua una vez al día, durante la ducha diaria; no es conveniente que la mujer enjabone entre los labios vaginales, ya que sólo irritará los tejidos de la vulva. Salvo prescripción médica, las féminas no deben utilizar desodorantes vaginales, pero en caso de que se prescriba el uso de spray para la higiene íntima, éste nunca debe dirigirse directamente hacia la vulva; en caso de irritación debe suspenderse el uso de inmediato y consultar al ginecólogo.

Aunque las duchas vaginales "lavan" el tapón de moco que protege la entrada de la matiz de microorganismos infecciosos, en ocasiones son recomendadas por algunos médicos durante la menstruación; de ser así, la mujer debe tener cuidado de que el mango de la ducha no esté muy cerca para reducir la presión del líquido y evitar que los microorganismos vaginales sean arrastrado hacia el útero, donde pueden causar una infección.

Finalmente, diremos que después del coito, un lavado vaginal es ineficaz como anticonceptivo y además poco recomendable, ya que destruye la flora vaginal aumentando los riesgos de infección.

Como medidas para prevenir infecciones vaginales, pueden seguirse también estos sencillos consejos:

  • Secar cuidadosamente la región genital después de la ducha, baño o luego de nadar. La ropa se deberá cambiar siempre que esté húmeda.
  • Utilizar siempre una toalla personal para el aseo.
  • Usar ropa interior de algodón en lugar de aquella fabricada con materiales sintéticos.
  • Evitar ropa ajustada.

Cualquier anormalidad debe reportarse
La higiene diaria y observación constante permiten a cualquier persona habituarse a sus genitales, zona de nuestro cuerpo que continúa siendo un tabú, por lo que de esta forma se facilita la detección de cualquier cambio.

En el caso de las infecciones genitales femeninas es típica la secreción de un líquido blanco amarillento y espeso por la vagina, a veces de mal olor y asociado a picazón y ardor genital; en cambio, los varones generalmente presentan pocas molestias, aunque suelen ser característicos picazón, pequeños granos, ardor o irritación en el glande o prepucio. Cualquiera de estos síntomas en hombre o mujer es motivo de consulta médica.

Finalmente, considere que procurar higiene personal adecuada es una manera más de mostrar afecto a uno mismo y a la pareja, ya que es velar tanto por la salud personal como por la del ser querido.